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RETRATOS DE MUJERES 147

príncipe Augusto de Prusia, la belleza célebre recién de- signada por Madama de Genlis bajo el nombre de Athenais, una muchedumbre de personas de buena sociedad, conoci- das en Alemania o en Ginebra. Las conversaciones filosó- ficas, literarias, siempre picarescas o elevadas empezaban ya a las once de la mañana, al reunirse para almorzar. Se continuaban durante la comida, en el intervalo de la comida a la cena, la que tenía lugar a las once de la noche, y aun muchas veces se prolongaba hasta después de medianoche. Benjamín Constant y Madama de Staél eran las primeras voces. Era allí donde Benjamín Constant, que nosotros, más jóvenes, apenas no le hemos visto sino estragado, de- jando sus chanzas demasiado inveteradas por un entusias- mo un poco artificial, hablador prodigiosamente ingenioso, pero cuyo ingenio había al fin heredado de los otros, facul- tades y pasiones más potentes !; fué allí donde se mostró con pasión y naturalidad, por lo que Madama de Staél le proclamó sin titubeo, el primer ingenio del mundo. Era, ciertamente, el más grande de los hombres distinguidos. Por lo menos, el ingenio de los dos siempre estaba de acuerdo; ambos seguros de entenderse. Nada, según los testigos, tan deslumbrador y superior como su conversa- ción trabada en círculo tan escogido, teniendo cada uno la raqueta mágica del discurso y enviándose mutuamente durante horas, sin una falta, el volante de mil pensamien- tos entrelazados. Pero no'hay que creer que todo fuese allí sentimental o solemne; se estaba casi siempre, senci- llamente alegre; Corina tenía días de abandono en que se parecía a la signora Fantastici. Se representaban frecuen- temente en Coppet, tragedias, dramas o piezas caballeres- cas de Voltaire: Zaira, Tancredo, tan preferida de Madama de Staél, o piezas escritas expresamente por ella o por sus amigos. Estas últimas se imprimían algunas veces en París para que pudiesen aprenderse más cómodamente los

3 En esta $lisposición de espíritu, más fina y zumbona de lo que

fuera de desear fueron escritas por él algunas páginas que se encontra= rán en el Libro de Ciento Uno, tomo VIL