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RETRATOS DE MUJERES 123

sois sin duda una mujer superior. Vuestra cabeza es fuerte y vuestra imaginación a veces encantadora, y buena prue- ba es lo que decís de Herminia disfrazada de guerrero. Vuestras expresiones tienen frecuentemente brillo y altu- ra... Mas, a pesar de estas ventajas, la obra está muy lejos de lo que podría haber sido. El estilo es monótono, sin soltura, y muy mezclado con expresiones metafísicas, El sofisma de las ideas nos repele, la erudición no satisface, y el corazón está muy sacrificado al pensamiento... Vues- tro talento no está desarrollado más que a medias porque la filosofía lo ahoga. He aquí cómo hablaría yo a Madama de Staél acerca de la gloria. Añadiría... Parece que no sois dichosa: os quejáis con frecuencia en el libro de que los corazones no os escuchan. Y es que hay ciertas almas que buscan en vano las otras almas que nacieron para unirse a ellas. Pero, ¿cómo la filosofía podrá llenar este vacío en nuestros días? ¿Se llena el desierto con el desierto mismo?, etc., etc.”

Madama de Staél, accesible y agradecida a todas las admiraciones, deseó conocer al autor de la carta del Mer- curio, y asi, este primer acto de polémica fué el origen de las relaciones que unieron a los dos genios cuyos nombres y cuya gloria estamos habituados a ver juntos. Esta unión no fué, sin embargo, completa, pues sus campos estuvieron siempre deslindados y permanecieron distintos. Los ami- gos de ambos, con menos precaución, intentaron varias veces que desaparecieran estas diferencias. Ridiculizando Delfina en el mismo tono intencionado que el empleado por Chenier contra Atala, Michaud escribía: “Vos habéis querido hacer la contrapartida de El Genio del Cristianismo

Ea las Bellezas poéticas y morales de la filosofía. El dará por muerto”. Adorador del genio“griego, de las belle- Cpobre Chateaubriand está derrotado y supongo que se zas de Homero y de Sófocles, cantor de Cymodea, de Eudora y de las pompas luminosas del catolicismo, Cha- teaubriand, artista perfecto, no se dejaba enamorar fá-