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122 MADAMA DE STAEL

y a Chateaubriand, y hace quince a Lamartine, y hoy se apoderan de ellos como arma contra los escritores que llegan. Ese es un papel que puede tener una utilidad y un mérito, puesto que todo talento tiene necesidad a su tiempo de pasar por pruebas y sufrir la cuarentena; pero es preciso, convengamos. en ello, para este papel de parti- do de la cuarentena literaria, menos imaginación y pen- samientos más restringidos que para representar el papel contrario.

  • El más notable artículo a que dió lugar el libro La

Literatura, es una larga carta de Chateaubriand inserta en el Mercurio de Francia. La carta está dirigida al ciu- dadano Fontanes y firmada por el autor del Genio del Cristianismo, aunque este libro tan anunciado no había aparecido todavía. El joven autor, con la mayor finura, y haciendo constantes homenajes al talento de quien com- bate, arremete contra el sistema y los principios profesa- dos por ella. “Madama de Staél da a la filosofía-lo que yo atribuyo a la religión. No ignoráis que mi locura es ver a Jesucristo en todas partes, como Madama de Staél quiere ver la perfectibilidad. Siento que Madama de Staél no haya desarrollado religiosamente el sistema de las pasio- nes; la perfectibilidad no es, según yo, el instrumento de que es preciso servirse para medir las heridas”. Y más allá: “Algunas veces Madama de Staél parece cristiana; pero un instante después la filosofía triunfz. Otras veces, inspirada por su sensibilidad natural, deja escapar su alma; pero, de repente, la argumentación se despierta y viene a contrariar los impulsos del corazón... Este libro es una mezcla singular de verdades y de errores. “Los elogios concedidos al talento están sazonados con malicia galante y mundana. “En amor, Madama de Staél ha comentado a Fedra. Sus observaciones son exactas y se ve por la lección del escolástico, que ha entendido perfectamente su texto”. La carta termina con un doble apóstrofe elo- cuente. “He aquí lo que yo me atrevería a decirle: Vos