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118 MADAMA DE STAÉL

Mundano. Hirviendo de impaciencia escribía familiarmen- te: “¡Oh!, si yo pudiera hacerme hombre, por pequeño que fuera, cómo arreglaría de una vez a todos esos anti- filósofos.” El primer artículo del Mercurio terminaba en esta posdata memorable: “Cuando este artículo iba a im- primirse, la casualidad puso en nuestras manos una obra que no está aún publicada y que tiene por título Bellezas morales y poéticas de la Religión cristiana. Se harán co- nocer algunos fragmentos, donde el autor ha tratado de una manera nueva los mismos asuntos que Madama de Staél”. Así se planteaba de golpe la especie de rivalidad entre Madama de Staél y M. de Chateaubriand, que es- tuvieron desde un principio divididos, sobre todo por sus amigos. Fontanes, promotor y sostén de M. de Chateau- briand atacaba al autor d2 la Literatura; en la Década, Giuguené, que debía alabar Delfina, atacaba a El Genio del Cristianismo y no temía declarar que esta obra, tan des- mesuradamente ensalzada con anticipación, se había eclip- sado al nacer. Pero ya llegaremos a esto sobre notas de esos dos contemporáneos ilustres.

En su segundo artículo, Fontanes venga a los griegos contra la invasión del género melancólico y sombrío, géne- ro peculiar al espíritu del cristianismo y que no obstante, es muy favorable a los progresos de la filosofía moderna. Según parece Madama de Staél escribió en su primera edición esta frase que después fué modificada: “Ana- creonte está atrasado de varios siglos en la filosofía que formó su escuela”. “¡Ah! —exclama Fontanes— ¿qué mujer digna de inspirar sus canciones habla así del pintor del amor y del placer?” En cuanto al dolor soñador en la soledad que Madama de Staél reprocha a los griegos, Fon- tanes pregunta en dónde está mejor descrito que en el protagonista de Filoctea. ¿Había ya olvidado la lectura confidencial de René?1 Por lo demás estos artículos están

1 El más respetable descendiente de los soñadores solitarios es segu-

ramente Bellerofonte. Homero es el primero que ha hablado. Ausonio, el último de los antiguos, ha dicho: