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116 MADAMA DE STAEL

abrir el Liceo en la calle de Valois, y Laharpe predicaba * contra el siglo xvi y contra la Revolución sus brillantes y sinceras palinodias que los Debates del día siguiente y el Mercurio de la semana reproducían o comentaban. “El caos formado por diez años de turbas y confusiones se desenreda todos los días”, escribían en los Debates, y co- mo para remedio a los desórdenes del gusto, los más pro- longados de todos y los más rebeldes, se proponía el restablecimiento de la antigua Academia Francesa. M. Mi- chaud, de regreso del destierro a que le había arrojado el 18 fructidor, publicaba sus cartas a Delille sobre la Piedad preparando un poema, Primavera de un Proscrito, en el cual salía al encuentro de la repatriación. A propó- sito de la reimpresión, hecha en Londres, del Poema de los jardines, comprometían al Virgilio francés a romper un destierro en adelante voluntario, a volver a ver lo más pronto esta Francia digna de él; se le citaba el ejemplo de Voltaire, que refugiado en su tiempo en Londres no ha- bía prolongado por su gusto una penosa ausencia. La aparición de El Genio del Cristianismo, presentido un año antes, iba a añadir un brillo incomparable a una res- tauración ya tan esplendorosa, y a rodearla de la sola gloria, después de todo, que alumbra para nosotros, desde la lejanía, lo que de otro modo se hubiera olvidado. Madama de Staél, que salía de la Revolución, que se inspiraba en la filosofía, que maltrataba el reinado de Luis XIV y soñaba un ideal de establecimiento republi- cano, debía ser considerada entonces por todos los hom- bres de este campo como enemiga y adversaria. Desde las primeras líneas Fontanes hizo prueba de una crítica meticulosa, poco benigna. Ensalza el primer escrito de Madama de Staél, consagrado a la gloria de Rousseau:

. 1 Un escrúpulo me asalta, No fué en el Liceo mismo, que continuaba fiel al espíritu de la Revolución, donde Laharpe profesaba sus palino- dias antifilosóficas, por lo menos las últimas, He oído hablar a los

contemporáneos de un local en la calle de Provence, cerca de la caile de Mont-Blanc.