Página:Sachka Yegulev.djvu/334

Esta página no ha sido corregida
330
 

Egor se acercó tímidamente, sin atreverse a mirar los cadáveres.

—¿Dónde estabas escondido?—gritó el oficial—.

¿Tenías miedo, eh?...

Los muertos me dan miedo.

¡Sí! ¡Y, sin embargo, no lo tuviste para ser bandido! ¡Espera, que te voy a enseñar a ser bandolero!... ¿Cuál de éstos es Yegulev?

Egor, a toda prisa, como si se encontrara sumergido en agua fría, examinó los cadáveres e indicó con el dedo & Yegulev.

—¡Este!

—¡No es verdad!

—¡Pero si lo he reconocido!

—¡Registradle!—ordenó el oficial de policía.

Se registró el cadáver; pero no se encontró nada que confirmara que era verdaderamente Yegulev; había en los bolsillos una petaca de cuero usada, con un cigarrillo roto dentro, un viejo mapa del distrito y un pedazo de venda. Esto lo mismo podía pertenecer a Yegulev que a cualquier otro. A unos doce pasos de la barraca se encontró un reloj de oro; pero si Yegulev logró verdaderamente escapar, le habría tirado quizá o le habría perdido.

El oficial de policía, que se sentía mal de su herida, se marchó a la ciudad a que le curaran. Los soldados se fueron también, llevándose sus muertos y sus heridos. Los cuerpos de los Hermanos del bosque» fueron conducidos en angarillas improvisadas a la vecina aldea Kamenka para que los identificaran los campesinos.