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con Andrés Ivanovich?... Yo no sé... Algo me está inquietando.

—¡Naturalmente! ¡Puedes irte! Pero ten cuidado, Vasia; no te alejes demasiado.

—Iré a nuestro sitio—dijo bajando la voz—.

Vamos a cavar un subterráneo... la atmósfera de aquí no me inspira mucha confianza; pueden suceder cosas.

—Es la muerte de Petruscha y lo que pasó anoche en la propiedad de Uvarov lo que te produce esas ideas tan negras?

—No es sólo eso... En general... Observo cierta mentalidad que no me gusta... ¿Te acuerdas de aquel loco que te saludó tocando la tierra con la frente? Yo me acuerdo muy bien... Y la actitud de Eremey aquella noche no me gustó...

—No, eso no es nada, Basilio... ¿Cuándo estarás de vuelta?

—Mañana a mediodía. Ten cuidado, Sacha; no te fíes demasiado de esas gentes... Pon atención, sobre todo en Vaska Soloviev... ¿Qué más tenía yo que decirte?... Nada.... Ya ves, he hecho mal en creer que nací para la vida del bosque mejor que para la vida civilizada... Pero, en fin, esto no tiene importancia...

Mucho tiempo antes, en la época en que los campesinos afluían a la banda, de todas las aldeas, perturbando el orden y la disciplina, Kolesnikov yel marinero habían logrado convencer & Sacha de la necesidad de construir en lo más profundo del bosque una habitación subterránea ignorada por