Página:Sachka Yegulev.djvu/202

Esta página no ha sido corregida
198
 

Entonces, ¿son ellos quienes le mataron?...

Pero ¿quién de ellos?

—Eso no se lo podría decir a usted... Me lo ocultan. Pero le mataron porque les pareció que Alejandro Ivanovich estaba enfadado contra aquel desgraciado y quería matarlo él mismo. Y ellos se dije—ron: Más vale que nosotros cometamos ese crimen; eso no significa nada... ¡Un crimen más o menos ni quita ni pone...! Pero nuestro Yegulev...

¡eso ya es otra cosa!...» Kolesnikov bajó la cabeza; estaba perplejo. Todo aquello le hacía el efecto de algo muy remoto, de allá de los tiempos prehistóricos, de la vida de las tribus salvajes en los bosques vírgenes. Sacha, alejado, inmóvil, apoyadas las dos manos en la tercerola, miraba pensativo hacia el bosque sombrío. A Kolesnikov le pareció en aquel momento un ídolo de piedra al que los fieles sacrificaban la sangre de sus hermanos. Y experimentó por un instante un terror casi místico.

El marinero prosiguió más emocionado todavía:

—¿Quiere usted que le diga otra cosa?... Es preciso que Alejandro Ivanovich vigile bien a esa gen—te... Un poco más, y hubiera mandado al otro mundo a Mitrofan, «Fiebre tifoidea». Lo habían decidido ya en su soviet, y si yo no les hubiera aconsejado que no lo hicieran...

—Pero vamos a ver, ¿cuándo se reúnen? Yo no los he visto reunidos jamás.

—Eso no lo puedo decir; pero sé que deliberan frecuentemente en asamblea...