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Sí, un poco... El diablo es más guapo que tú.

Sacha rió también; estaba como embriagado por la carrera.

" Oyeron pronto un ruido lejano; visiblemente continuaba la persecución. Saltaron de nuevo al carruaje... y volvió a empezar la carrera vertiginosa por campos, bosques, barrancos y colinas. Las ramas de un árbol se llevaron la gorra de ciclista de Kolesnikov... La quería tanto, que detuvo el coche y bajó a buscarla. Felizmente, la encontró en seguida, y continuaron la marcha. Parecía que la Luna misma, llena de pánico, corría a todo correr. De nuevo, como en un sueño, franquearon los campos, los barrancos, los montones de piedras.

Media hora después dejaron el coche y los caballos en un sitio oculto y echaron a andar. Entraron en el bosque, que los acogió con su frescura deliciosa. Estaban tan cansados, que se les doblaban las rodillas.

Pronto oyeron un grito:

—¿Quién va?

. Era Fedot, que no había tomado parte en lo de la estación. Temblaba de frío, atormentado por el miedo y la soledad.

Ahora se hallaban ya muy cerca de su casa.

Al fin llegaron a ella, a la barraca, que desde aquel día fué su morada y su hogar.

Inmediatamente se acostaron, y durmieron con un sueño profundo hasta el mediodía. Pero su sueño no era tranquilo; se diría que al despertar hubieran querido reanudar los lazos rotos, volver a la vida habitual y apacible.