Página:Sachka Yegulev.djvu/181

Esta página no ha sido corregida
177
 

He matado a un hombre; es sencillo eso...

Y rió de nuevo con risa nerviosa.

—Sí, es sencillo; pero para decidirse a ello...

Calló pensativo.

Kolesnikov estaba también sumido en reflexiones. «Sacha, eres un mal atamán—pensaba; no conoces el camino; pero, en cambio, estás dispuesto a llorar como una mujer por haber matado... Después de todo está bien que se haya visto obligado a matar; para aprender a nadar hay que tirarse al agua...» Pero Sacha conocía el camino; a los cinco minutos el bosque se empezó a aclarar un poco y pronto salieron a un pequeño calvero.

—¿Quién va?—preguntó una voz asustada.

—¡Yegulev!

Kolesnikov volvió la cabeza; ¿era verdaderamente Sacha quien acababa de pronunciar aquel nombre con una voz tan autoritaria y firme?

Fueron acogidos con gran alegría. Todos estaban conmovidos. Petruscha parecía muy dichoso.

—¡Alejandro Ivanovich! ¡Basilio Vasilievich!

—cantaba su voz melodiosa—. ¡Al fin estáis aquí!

¡Y nosotros que teníamos ya ideas fúnebres!...

—Andrés Ivanich, jes usted? ¿Todos están aquí?

—le interrumpió Sacha.

Cogió la mano del marinero y la apretó con emoción.

—Sí, todos están aquí.

—¡Ah, qué contento estoy de veros!... ¡Es una gran alegría para mí!...

SACHKA YEGULEV.

12