las de los títeres, que se mueven por un hilo, ejecutando siempre los mismos movimientos automáticos.
Sometidos los personajes que figuran en Ruy Blas, sea al método sintético ó al analítico, no resisten al más ligero examen. Según la síntesis del autor, su "idea filosófica",—son sus palabras textuales,— es personificar en Ruy Blas, “algo de grande y desconocido que se agita en la sombra, es decir, el pueblo que tiene porvenir pero no presente; huérfano, pobre, inteligente y fuerte; colocado muy abajo, y aspirando á muy arriba en las regiones superiores”. ¡Pues bien! Ruy Blas, lacayo disfrazado de noble, que se eleva por el favor de una mujer que engaña haciendo un papel de histrión, después de haber pasado sus primeros años en la holgazanería y en mala compañía, es una especie de Gil Blas pedantesco, sin la espontaneidad del tipo; un verdadero truhán, que á pretexto de un amor insensato, según él mismo, sublime según el poeta, se presta á las más indignas bajezas, y que sin la conciencia del vil papel que desempeña, ó tal vez con ella, se considera superior á cuantos le rodean, porque lleva un nombre usurpado, viste un traje prestado y miente á la mujer que lo ama y lo eleva! —Don Salustio, en quien el autor ha querido representar la nobleza cortesana, que se corrompe, pero no se encanalla en las épocas de decadencia de las monarquías, y particularmente de la nobleza española en tiempo de Carlos II, es simplemente un figurón, con pretensiones de genio profundo, que no justifica sino por sus