Página:Rosario de sonetos líricos.djvu/121

Esta página ha sido validada
117


y la de Dios espera, que abomina
del que cede. Tu ensangrentada huella
por los mortales campos encamina

hacia el fulgor de tu eternal estrella;
hay que ganar la vida que no fina,
con razón, sin razón ó contra ella.


En el tren, entre Salamanca y Béjar

1 X 10.