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ROMANCERO DEL CID
Á las voces que el Cid daba
el moro le respondía:
—Muchos tiempos há, buen Cid,
que esperaba yo este día,
porque no hay hombre nacido
de quien yo me escondería;
porque desde mi niñez
siempre huí cobardía.—
—Alabarte, moro Abdalla,
poco te aprovecharía;
mas si tú eres lo que dices
en esfuerzo y valentía,
sé que á tiempo eres venido
que menester te sería.—
Estas palabras diciendo
contra el moro arremetía;
encontróle con la lanza,
en el suelo le derriba;
cortárale la cabeza,
sin le hacer descortesía.