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ROMANCERO DEL CID

Vengo yo ahora á mostrarte
porque no dudes en vano.
Caballero soy de Cristo,
ayudador de cristianos
contra el poder de los moros,
y d’ellos soy abogado.—
Estando en estas razones
traído le fué un caballo;
blanco era y muy hermoso.
Santiago le ha cabalgado
guarnido de todas armas,
limpias, blancas, relumbrando;
y á guisa de caballero
á ayudar va al rey Fernando,
que yace sobre Coímbra
había ya siete años.
—Y con estas llaves mismas,
dijo, que llevo en mis manos,
abriría yo el lugar;
mañana el día llegado
daréselo yo al Rey,
que lo ha tenido cercado.—
Y en aquesta propia hora
al Rey lo había entregado.
Nombróse Santa María
la mezquita que han hallado,
consagrándola en su nombre;
y en ella se había armado
caballero don Rodrigo
de Vivar, el afamado.
El Rey le ciñó la espada;
paz en la boca le ha dado,
no le diera pescozada
como á otros había dado,
y por hacerle más honra
la Reina le dió el caballo,