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XCVI


A

quese famoso Cid

de Vivar triste yacía;
San Pedro le apareció,
que se apareje decía
para ir al otro mundo,
cerca la muerte tenía;
treinta días, que no más
le dijo que viviría.
Levantóse gran mañana;
junto á su caballería
llorando de los sus ojos
d’esta manera decía:
—Parientes míos leales,
y amigos que ende había,
bien se vos acordará
cómo ese rey de Castilla,
don Alfonso mi señor,
á mí destierro ponía,
y por la vuestra mesura
tuvístesme compañía.