Antes de cumplir el plazo
todos á Cortes vinieron,
y el Cid trujo en su compaña
novecientos caballeros.
Salió el rey á recibirlo
á dos leguas de Toledo;
unos de envidiosos callan,
otros dicen que es exceso.
Los palacios de Galiana
mandó el rey estén compuestos,
las paredes de brocado
y el suelo de terciopelo.
Junto á la silla del rey
su escaño del Cid pusieron,
de que mofaban los Condes
profanando y zahiriendo.
Sentados en corte todos,
fabló el rey á sus porteros:
—Mándovos que callen todos,
infanzones y homes buenos;
vos, el Cid, decid su culpa,
y ellos defiendan su pleito;
librarse vos ha justicia
con que quedéis satisfecho.
Seis alcaldes vos señalo
de mi casa y mi consejo,
y que todos ellos juntos
juren por los Evangelios
que cuidarán de ambas partes
asaz de entender el pleito,
y entendido, juzgarán
sin pasión, amor ni miedo.—
Levantóse luégo el Cid
y sin más alongamientos
pide le dén sus espadas
Tizona y Colada luégo.
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ROMANCERO DEL CID