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LXXXIII



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or Guadalquivir arriba
cabalgan caminadores,
que, según dicen las gentes,
ellos eran buenos hombres:
ricas aljubas vestidas,
y encima sus albornoces;
capas traen aguaderas,
á guisa de labradores.
Daban cebada de día
y caminaban de noche,
no por miedo de los moros,
mas por los grandes calores.
Por sus jornadas contadas
llegados son á las Cortes;
sálelos á recibir
el rey con sus altos hombres.
—Viejo que venís, el Cid,
viejo venís y florido.—
—No de holgar con las mujeres,
mas de andar en tu servicio;
de pelear con el rey Búcar,
rey qu’es de gran señorío,
de ganalle las sus tierras,
sus villas y sus castillos;
también le gané yo al rey
el su escaño tornido.—