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ROMANCERO DEL CID

aunque no es menester ruegos
para amigos tan leales
teniendo fidalgos pechos,
non se fable allá en las Cortes,
nin perdamos el respeto
al rey, que non es razón
juzgando bien y derecho.
Non se descomida nadie
non fablando en nuestros fechos;
que yo pondré la demanda
de lo que les dí primero,
la facienda, plata y oro,
las espadas, amen d’eso,
y pediré el desacato
que á mis fijas les ficieron.