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ROMANCERO DEL CID

que del caballo Babieca
yo bien oigo la patada.—
Do la yegua pone el pié
Babieca pone la pata;
el Cid fablara al caballo,
bien oiréis lo que fablaba:
—¡Reventar debía la madre
que á su hijo no esperaba!—
Siete vueltas la rodea
al derredor de una jara;
la yegua, que era ligera,
muy adelante pasaba
fasta llegar cabe un río
adonde una barca estaba.
El moro desque la vido
con ella bien se folgaba;
grandes gritos da al barquero
que le allegase la barca:
el barquero es diligente,
túvosela aparejada;
embarcóse presto en ella,
que no se detuvo nada.
Estando el moro embarcado,
el buen Cid se llegó al agua,
y por ver al moro en salvo
de tristeza reventaba;
mas con la furia que tiene
una lanza le arrojaba,
y dijo:—¡Coged, mi yerno,
arrecogedme esa lanza,
que quizá tiempo verná
que os será bien demandada!