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ROMANCERO DEL CID

De un home solo fuís,
mirad que no es de homes buenos
fuir en tal lid de un moro
donde hay tantos que lo vieron.
Si non queredes morir,
como buen fidalgo, á fierro,
non viváis entre fidalgos
que fincan contino muertos.
Tornadvos luégo á Valencia,
que si non facéis más qu’eso,
también saldrán á lidiar
las damas que quedan dentro.
¡Mal andanza vos dé Dios!
Pues con aspecto tan feo
así en público fuís,
¿qué vos dirán en secreto?
¡Mal la doctrina tomastes
de mi tío, vuestro suegro,
pues non mancháis la Tizona,
deshonrando el honor viejo!
Decides que sois fidalgos,
¡pues yo vos juro á San Pedro
que tales desaguisados
non facen fidalgos buenos!
Las armas traéis doradas,
non las regaléis, mancebos,
porque son fierros dorados
que publican vuestros yerros.
Tomad aquese caballo
del moro que yace muerto,
y decid que le vencistes,
que de callar os prometo.
Galanes sois entre damas,
sed valientes entre perros,
porque non digan de vos
á los que os han parentesco.