Fernán González llamado,
un moro viene corriendo
con fuerte lanza en su mano;
fuerte muestra el moro ser
según viene denodado.
El conde, que vido al moro
huyendo va por el campo.
No lo había visto ninguno
para que sea publicado,
sino fuera don Ordoño:
escudero es muy honrado
que del buen Cid es sobrino
de Pedro Bermudo hermano.
Ordoño fué contra el moro,
con su lanza lo ha encontrado,
y firiéndolo en los pechos
pasólo de lado á lado.
El pendón que va en la lanza
todo sale ensangrentado;
el moro cayera muerto,
don Ordoño se ha apeado
y el caballo que traía
con las armas le ha tomado.
Llamó á su cuñado el conde,
esto le estaba hablando:
—Cuñado Fernán González,
tomad vos este caballo,
decid que al moro matasteis
que en él venía cabalgando;
que en días que yo viviere
non diré yo lo contrario,
non faciendo vos por qué
siempre se estará encelado.—
Estando en estas razones
el buen Cid había llegado,
á un moro venía siguiendo
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ROMANCERO DEL CID