Página:Romancero selecto del Cid (1884).pdf/234

Esta página ha sido validada
228
ROMANCERO DEL CID

Entró á besarle la mano
después de darle licencia,
y puesto ante él de rodillas
este recaudo comienza:
—Poderoso rey Alfonso,
reciba vuesa grandeza
de un fidalgo desterrado
la voluntad y la ofrenda.
Don Rodrigo de Vivar,
fuerte muro en tu defensa,
por envidia desterrado
de su casa y de su tierra,
pide que con libertad
hable puesto en su defensa
y así quiero, por no errar,
decir sus palabras mesmas.
Dice: «que este dón pequeño
»toméis solamente en cuenta,
»que es ganado de los moros
ȇ precio de sangre buena;
»que con su espada en dos años
»te ha ganado el Cid más tierras
»que te dejó el rey Fernando,
»tu padre, que en gloria sea;
»que en feudo d’esto lo tomes
»y no juzgues á soberbia
»que con parias de otros reyes
»él pague á su rey sus deudas;
»y pues tú como señor
»le quitaste su facienda,
»que bien puede como pobre
»pagar con facienda ajena.
»Que fíes en Dios y en él,
»que te ha de hacer rico, mientras
»la mano aprieta á Tizona
»y el talón hiere á Babieca.