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ROMANCERO DEL CID
y si mal vos consejaren,
faced lo que más convenga.
Veinte y dos maravedís
para cada día os quedan,
tratadvos como quien sois,
non enduréis la despensa.
Si dineros vos faltaren
faced como no se entienda,
enviádmelos á pedir,
non empeñéis vuestras prendas.
Buscad sobre mi palabra,
que bien fallaréis sobre ella
quien á vuestra cuita corra,
pues yo acudo á las ajenas.
Con tanto, señora, adios,
que el ruido de armas resuena.—
Y tras un estrecho abrazo,
ligero subió en Babieca.