Non vos eché de mi reino
por falsos que vos mal quieren,
sí porque en tierras ajenas
por vos mi poder se muestre.
De Álvar Fáñez, vueso primo,
recebí vueso presente,
no en feudo vueso, Rodrigo,
sinon como de parientes.
Las banderas que ganasteis
á sarracenos de allende,
por vuesa mandadería
en San Pedro las veredes.
La vuesa Jimena Gómez,
que tanto vos quiso siempre,
porque la desmaridé
mil pleitos contra mí tiene.
Non escuchéis sus querellas
cuando á mí las enderece,
que á las fembras más astutas
cualquier enojo las vence.
Acudid en su presencia,
que cuido que vos atiende
más ganosa de vos ver
que vos venides de verme;
que si malos consejeros
facen oficios que suelen,
en cambio de saludarme
atenderédes mi muerte.
Non la atendáis, home bueno,
ansí os valga San Llorente,
y riñas de por San Juan
sean paz que dure siempre.
Prended al cuello los brazos,
que vuesos brazos bien pueden
prender en paz vueso rey,
pues en guerra cinco prenden.—
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ROMANCERO DEL CID