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LVIII
eñid los membrudos brazos
al cuello que bien os quiere,
por ser asaz de tal dueño,
que el mundo otro par no tiene.
Non rehuyáis de abrazarme,
que brazos de home tan fuerte
desentollescen mis tierras,
y las de moros tollescen.
Facedlo, que bien podéis,
é cuidá non me manchedes,
que aún finca en las vuesas armas
la sangre mora reciente.
No atendáis tuertos que os fice,
pues tan buen precio merecen,
que non quise en mi servicio
homes á quien sirven reyes.
Si vos desterré, Rodrigo,
fué porque á moros que crecen
desterréis sus fechorías,
y las vuesas alto vuelen.