Lo fecho en Alcalá vedes,
non lo que fice primero;
y es mal juzgador quien juzga
sin notar todo el proceso.
Folgá que el moro de allende
respete mis fechos buenos,
que si non me los respeta
non vos guardará respeto.
¡Asaz me semejáis blando
porque de tiempo tan luengo
de apretarvos en la jura
vos duele el escocimiento!
Mentirá el que me achacare
del traidor Dolfos el tuerto,
pues sabedes lo que fué
y lo que fice en el reto;
además que sin espuelas
cabalgué entonces por yerro.
¡Vencen pesadas falsías
al noble y sencillo pecho!
Y pues gasté mis haberes
en prez del servicio vueso,
y de lo que hube ganado
vos fice señor y dueño,
non me lo confiscaredes
vos ni vuesos consejeros,
que mal podredes tollerme
la facienda que non tengo.
De hoy más seré facendoso,
pues hoy de vos me destierro,
y de hoy para mí me gano,
pues hoy para vos me pierdo.—
Estas palabras decía
el noble Cid respondiendo
á las querellas injustas
del rey don Alfonso el Sexto.
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ROMANCERO DEL CID