¡Pues aunque vos lo pregunto,
asaz que bien os entiendo!
¡Bien conozco vuesas mañas
y el semblante falagüeño!
Querréis decir que cuidando
en mis tierras y pertrechos,
non cuidades de aliñarvos
la barba y cabello luengo.
Al de Alcalá contrallasteis
mis treguas, paz y concierto,
bien como si el querer mío
tuviérades por muy vueso.
Á los fronterizos moros
diz que tenéis por tan vuesos
que os adoran como á Dios;
¡grandes algos habréis d’ellos!
Cuando en mi jura os hallasteis
después del triste suceso
del rey don Sancho, mi hermano,
por Bellido traidor muerto,
todos besaron mi mano
y por rey me obedecieron;
sólo vos me contrallasteis
tomándome juramento.
En santa Gadea lo fice
sobre los cuatro evangelios,
y en el ballestón dorado,
teniendo el cuadrillo al pecho.
Matárades á Bellido
si ficiérais como bueno,
que no ha faltado quien dijo
que tuvisteis asaz tiempo:
fasta el muro lo seguisteis,
y al entrar la puerta dentro
¡bien cerca estaba quien dijo
que non osasteis de miedo!
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ROMANCERO DEL CID