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XLV

P

or aquel postigo viejo,

que nunca fuera cerrado,
ví venir pendón bermejo
con trescientos de á caballo.
En medio de los trescientos
viene un monumento armado,
y dentro del monumento
viene un ataúd de palo,
y dentro del ataúd,
venía un cuerpo finado,
qu’era el de Fernando d’Arias,
el hijo de Arias Gonzalo.
Llorábanle cien doncellas,
todas ciento hijosdalgo,
todas eran sus parientas
en tercero y cuarto grado:
las unas le dicen primo,
otras le llaman hermano,
las otras decían tío,
otras le llaman cuñado,