en las armas muy dichoso,
de traiciones libertado.
Ya sabéis que soy venido
para lo que está aplazado,
á libertar á Zamora
de lo que le han levantado.—
Don Diego le respondiera
con soberbia que ha tomado:
—Todos juntos sois traidores,
por tales seréis quedados.—
Vuelven los dos las espaldas
por tomar lugar del campo,
hiriéronse juntamente
en los pechos muy de grado;
saltan astas de las lanzas
con el golpe que se han dado;
no se hacen mal alguno,
porque van muy bien armados.
Don Diego dió á la cabeza
á Pedrarias desdichado;
cortárale todo el yelmo
con un pedazo del casco;
desque se vido herido
Pedrarias y lastimado,
abrazárase á las clines
y al pescuezo del caballo;
sacó esfuerzo de flaqueza,
aunque estaba mal llagado;
quiso ferir á don Diego,
mas acertó en el caballo,
que la sangre que corría
la vista le había quitado.
Cayó muerto prestamente
Pedrarias el castellano.
Don Diego que vido aquesto
toma la vara en la mano,
Página:Romancero selecto del Cid (1884).pdf/163
Esta página ha sido validada
157
ROMANCERO DEL CID