Después que le tuvo preso
un pregón hacer mandó
que el que rogase por él
que le diesen por traidor.
No hay dama ni caballero
que por él rogase, no,
si no fuera una su hermana
que al buen Rey se lo pidió.
—Rey don Sancho, rey don Sancho,
hermano mío y señor,
cuando yo era pequeña
sé que un dón me prometió;
agora que soy crecida,
señor, otorgadmeló.
—Pedidlo vos, mi hermana,
mas con una condición;
que no me pidáis á Burgos,
á Burgos ni á León,
ni á Valladolid la rica,
ni á Valencia de Aragón;
cualquier otra cosa, hermana,
no se os ha de negar, no.
—Señor, yo no pido á Burgos,
á Burgos ni á León,
ni á Valladolid la rica,
ni á Valencia de Aragón;
lo que pido es á mi hermano,
que le tenéis en prisión.
—Pláceme, le dijo, hermana,
mañana os le daré yo.
—Vivo le habéis de dar, vivo,
vivo, que no muerto, no.
—Mal háyades vos, hermana,
y quien tal os consejó;
que mañana de mañana
muerto te lo diera yo.—
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ROMANCERO DEL CID