Página:Rodolfo Lenz - Estudios araucanos.djvu/175

Esta página ha sido corregida
123
LA ERUPCION DEL VOLCAN CALBUCO, HUILLICHE
2. Petu üyi chi pis e l'il'; fit'ui maziao, kensabe chuŋaiel moŋen. Maziao afkətulŋi; femŋemalai z'ume fenten t'ipantu moŋien; al'külafien, al'küúnmalafien. 2. Todavía arde el cerro nevado; humea mucho; quien sabe como será la vida. Mucho fué esterminado; tal cosa no sucedió nunca tantos años que vivimos; no lo hemos oido ni lo vamos oyendo (?).
3. Feimo mai al'kufien; kəpaichi akuichi züŋu ñi femŋen, petu úyen chi pis'e chi kordisera, kəme al'kufiyen. 3. Entónces pues oimos; vino, llegó la noticia de este suceso, de que todavía arde la cordillera nevada, bien lo oimos.
4. Akúi chi fitun Osorno; chi tapü mamel'l'iqz'úi, chi tue moŋko l'iqs'úi. 4. Llegó el humo hasta Osorno; las hojas de los árboles se pusieron blancas; la tierra toda se puso blanca.
5. Feimo maziao afkütúi chi pu moŋen. Kensabe weza zuŋu məlai, ŋepai. Ul'kupei mai chao dioz. Kishu mai chao dioz t'okiai. 5. Por eso mucho fué esterminada la vida. Quien sabe, mala cosa habrá, sucederá. Enojado parece el padre Dios. Solo pues el padre Dios gobernará.
6. Feimo fi pifuyen: «Kachu mai peueláyen, l'aqai mai yen kuʎ'in moŋko; kensabe fünlayen ket'an, yen təkun. Chumŋéchi moŋəfuien, ŋepáyi fünnofule in ket'an. 6. Entónces así nos dijimos: «Pasto no veremos mas, morirá pues nuestro ganado todo; quien sabe no da fruta nuestro cultivo, nuestra siembra, ¿Cómo viviríamos si sucede que no dé fruta nuestro cultivo.
7. Moŋkoi maziaoi qüyí chi l'il'chen kensabe qüikepi mino? Məlepai mai kensabe kuyul'kuz'a. 7. Todo mucho ardió el cerro; ¿Qué, quién sabe, está quemando adentro? Será pues, quién sabe, carbon de piedra.
8. Petui kai təfichi l'il'; cheu qüyí chi l'il' məlewelai, l'ofi. 8. I continuó ese cerro; dónde ardió el cerro no hubo morada, se arruinó.
9. Fei pi chi pu aleman, fei ñi nüt'amo: «Wel'u zuaml'aimn; inchen mapu-mo qüiki l'il'. Feimo kimiefiyen.» 9. Así dijeron los alemanes, asi nos avisaron [1]. «Pero no tengais cuidado; en nuestro pais arden siempre los cerros. Por eso lo conocemos.»
10. Feimo t'epeukəlayen, pieyenmo chi aleman. Feimo kiñe no zuamiyen. 10. Entónces no nos espantamos, por lo que nos dijeron los alemanes. Por eso estuvimos sin cuidado [2].
  1. Domingo tiene a su cargo el cuidado de los animales de un caballero aleman cerca de Osorno. La injeniosa noticia de los volcanes de Alemania, como se ve, tuvo buen efecto para dominar el pánico que se habia apoderado durante algunos meses de 1894 no solo de los indios, sino tambien de los colonos chilenos.
  2. Esta descripcion de la erupcion del volcan Calbuco ya ha sido publicada por mí con traduccion i notas alemanas en las Actas de la Sociedad Científica Alemana de Santiago de Chile, tomo III. 1895.