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atrevo á dar de comer á todos los animales del Jardin Zoológico, en un par de horas.»

Pero yo tambien tengo derecho para decir, y la prueba es que lo digo, que las montañas de la Luna son de corcho. Pero una cosa es el derecho, y otra es la razon.

En un par de horas! Sólo para darles de beber se emplea más tiempo.

3° El hecho de que el Jardin sea administrado, en definitiva, por personas que no tienen tiempo material para darse cuenta de los infinitos detalles de su marcha. Y daré este factor como último, para explicarlo, porque envuelve muchos otros.

Todos los Jardines Zoológicos de importancia (exceptuando el Jardin des plantes de París, y el nuestro) pertenecen á empresas particulares. Se crean por acciones, y las accionistas, en asamblea anual, nombran el Directorio—es decir—son empresas ó sociedades comerciales en su valor legal. Hay, por lo tanto, en sus funciones, algo más que el interés municipal—hay el interés propio, el pecuniario, la responsabilidad de la intervencion fiscalizada por el espíritu comercial, y la atencion de todos los momentos que dá cuerpo y vida á aquella responsabilidad.

En Frankfort, por ejemplo, donde hay un Jardin que tiene una superficie igual á la mitad de la del nuestro, el Directorio se reune en un verdadero palacio de su recinto—y sus disposiciones son de carácter ejecutivo, é inmediato, porque tiene á mano el personal y los fondos. Todo está en casa.

Dentro de una institucion semejante, el Reglamento es la voluntad del Directorio, que funciona en el Jardin, y que no podría estar llamando á asamblea cuando se tratara, por ejemplo, de comprar 500 kilos de fierro ó un casal de Panteras.

Nuestro Jardin Zoológico tiene un Director, ni más ni menos que como los otros Jardines, y el Directorio está representado por el Intendente y el Concejo Deliberante, conjunto de personas que, por mejor voluntad que tengan para que el Jardin progrese, carecen del tiempo indispensable para atender las necesidades de todos los momentos, como sucede con los Directorios citados, porque sus atenciones tienen que repartirse por igual en la totalidad del Municipio—y resolver asuntos de Hospitales, Limpieza, Impuestos, Afirmados, Jardines, & &, sin contar otras funciones de régimen político, las cuales, gracias al temperamento nacional, son en extremo absorbentes.

Ni el Intendente, ni el Concejo Deliberante podrían visitar el