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Yo he prometido que en un porvenir, no muy lejano, llenaré el Jardin hasta de Camelias y de Jazmines. Pero es claro: déjenme hacer la tierra. ¿He fracasado en mi intento?

Seria injusto afirmarlo. Ninguna persona razonable, por exigente que sea, dirá, por ejemplo, que es mala la tierra del macizo que queda frente á la casa de los Carniceros menores (junto al corral de los Avestruces). Y es tierra hecha. Pero hay que darle tiempo al tiempo, y, cocinero de los tres componentes, no quiero servir la comida cruda.

¿Será un error de la Intendencia el haber colocado allí el Jardin Zoológico? La Intendencia ha cumplido una Ley del Congreso de 1873. ¿Hizo mal el Congreso? Bonita pregunta. Rawson dijo que sí.

Las afirmaciones que he consignado respecto del suelo del Jardin Zoológico, emanan, señor Intendente, de un un estudio largo y prolijo y se me ocurre que sería poco discreto pasarlos por alto al iniciar un juicio cualquiera relativo á los trabajos de tierra que en él se llevan á cabo.

Respecto de la porcion del terreno próximo á la Avenida de Palermo, debo consignar un hecho aislado en lo que se refiere á la composicion del suelo. Mientras que en el resto del Jardin (excluyendo la zona arenosa) la arena descansa sobre la tosca, y la arcilla sobre aquella, en esta parte á que me refiero ahora, la arena falta, presentándose en cambio, sobre la misma tosca, un manto casi homogéneo de arcilla y de casi dos metros. Por ahora no insistiré más sobre este tópico, pues pienso que será conveniente tratarlo bajo el acápite Segunda seccion.

VI.
EL AGUA.

El agua falta en el Jardin. A consecuencia de la prolongada seca, los lagos no tienen una gota, y en su fondo crecen las yerbas como en un campo no menos fecundo que los canteros. Sin embargo, la cañería está colocada, pero como su conexion no es con un surtidor propio, sinó con la que viene de la torre de toma del Parque 3 de Febrero, apenas llega el agua estrictamente necesaria para que los animales no se mueran de sed (agua que mas de una