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colocarse, entre las mismas vías por la calle Acevedo. Esos soportes han sido robados por rateros que los habrán vendido como hierro viejo en alguna parte. Su reposicion no representa gran costo, pero acusa poca vigilancia, no porque no la haya habido, sinó porque es escasa, no obstante mis contínuas exigencias. ¡Dos guardianes nocturnos para diez y ocho y media hectáreas!


V.
EL SUELO.

Tres componentes esenciales constituyen el suelo cultivable: la arena, la cal y la arcilla, como lo dice cualquier tratado elemental de Química agrícola.

Cuando la Intendencia me ha pedido un informe, nunca he vacilado para contestar, ya sea para decir lo que sabia, ya para confesar lo que ignoraba; pero siempre que se ha tratado del suelo del Jardin Zoológico he experimentado las vacilaciones de un escolar en exámen, y no precisamente porque ignorara lo que tenía que decir, sino por el temor de que se pasaran por alto mis afirmaciones y se procediera como si no existiesen. Aquellos tres componentes de que hice mencion, fijan el carácter de los terrenos, y así se dice que los hay arenosos, calcáreos y arcillosos. La Ciencia dá consejos precisos respecto de las plantas que han de cultivarse en cada uno de ellos, porque es evidente que las hay para los terrenos arcillosos, ó calcáreos, ó arenosos. Pero, cuando se trata de un Jardin en el que todas las plantas deben confundirse en un consorcio de cierta armonía, parece que debe primar la idea de formar un suelo complejo, constituido por sus tres componentes fundamentales. Y esto es lo que me he propuesto al idear las agrupaciones de plantas.

El terreno que ocupa actualmente el nuevo Jardin Zoológico era, en tiempos históricos, lecho del Rio de la Plata, y como formaba playa, su base era de tosca, es decir, un calcáreo mas ó menos rico de arcilla y de arena. (Quemado un trozo á fuego intenso ha funcionado como cal viva en presencia del agua).

Esta tosca, que puede considerarse un carbonato de calcio impuro, se encuentra en el Jardin á una profundidad media de dos