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plares del Jardin Zoológico, cuya mansedumbre no puede ser mayor; se acercan á las personas que se aproximan á su instalacion, las olfatean con su trompa movible, reciben con gusto cualquier golosina que les dan, se dejan acariciar y sobre todo rascar el lomo, á lo que son sumamente aficionados; pero, por lo que son locos, es por la sal.

Con sal no sólo se domestican fácilmente los Tapires sinó tambien otros muchos paquidermos y rumiantes; por medio de ella puede tenerse á este animal en completa libertad: saldrá, irá al arroyo mas próximo á bañarse, andará por el monte cercano, pero infaliblemente volverá á la casa de sus dueños, si estos le dan de cuando en cuando un poco de sal.

He conocido al Señor don Francisco Lopez, vecino del Paraguay, que me ha referido haber criado un Anta desde pequeña y á la que había acostumbrado á tirar al pecho un carrito con un barril que les servía para llevar agua desde un manantial próximo á su casa, y como ésta se hallaba en una pequeña altura, el Anta tenía que hacer mucha fuerza para tirar el barril, cuesta arriba, lo que llevaba á cabo, al parecer sin mucho esfuerzo; pero era necesario que él fuera adelante caminando, para que el Anta lo siguiese y tirase.


VIII.—El Tigre negro (Felis Yaguatiryca Liais).


Hallándome en Misiones, sobre la costa del Río Alto Uruguay, cerca del Salto de Moconá, tuve noticias de que allí en frente, en la costa brasilera de la Provincia de Río Grande del Sur, en un lugar llamado Parí, se acababa de matar un Tigre negro.

Este suceso era el plat du jour en las conversaciones de aquella gente, cazadores de Tigres, en su mayor parte, y que comentaban de mil modos ese hecho tan singular y curioso por allí.

Tenía conocimiento de la existencia del Tigre negro, al que he tomado hasta hace poco como un caso de melanismo del Tigre comin (Felis Onca) pero como nunca había visto ni siquiera un cuero de este animal, mi curiosidad se excitó y traté de ver el cuero, lo que despues conseguí, pues me fué regalado por la persona á quien lo remitieron, don Juan Calvo, vecino de San Javier, Aprovecho esta