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mente apetecidas, lo mismo que los brotos terminales de los ejemplares jóvenes; además, comen tambien muchas plantas del bosque y las frutas que, maduras, caen de los árboles.

Las hojas de Tacuara y Tacuarembó son un excelente forraje para los caballos y mulas, á los que engorda mucho, siendo ya un artículo de pequeño comercio en Posadas y otros puntos, donde escasea la alfalfa.

Los tapires se bañan constantemente en los arroyos del interior, gustándoles además el revolcarse entre el barro como los chanchos; cuando en sus correrías llegan ó son obligados á llegar á algun gran rio, como el Alto Paraná, por ejemplo, se lanzan al agua y nadan vigorosamente, zambullendo á intervalos.

Como ya lo observó Azara, el silbido que emite el Tapir no corresponde al tamaño de su cuerpo; es un silbido triste, y que no llega á gran distancia, menos aún en el monte que, con su espesura, apaga todos los sonidos, de manera que no creo, como algunos otros observadores, que aquel sólo baste para la aproximacion de los dos sexos, durante la época del celo, sino que debe intervenir tambien otro factor, más eficaz, como por ejemplo algun olor especial que despida la hembra y que perciba desde lejos el macho, dada la delicadeza de su órgano olfactorio, como sucede en otros animales.

Tambien hay que tener en cuenta que los tapires, en el monte, abren verdaderas sendas ó trillos á los que dan en Misiones el nombre de carreros; estos son sus caminos constantes para dirigirse, ya sea á los arroyos, como tambien á los lambedores ó barreros y es seguro que, en esa época, se encuentren mejor siguiéndose el rastro ó dándose cita en estos últimos.

Los tapires son locos por la sal, y cargan siempre sobre los puntos en donde el suelo contiene alguna sustancia salina para lamerla, y á estos lugares dáse el nombre de barreros ó lambedores.

Para ir á lamer el barro de los barreros, esperan la noche, y allí se entretienen un gran rato.

Los habitantes de esas regiones aprovechan esta costumbre de los tapires para cazarlos, yendo de dia y tomando posiciones, antes que llegue la noche, á fin de que los anima­-