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hijos suyos, es tan abstracto, que, sin una explicacion aclaratoria,, es como no decir nada. Pero deducir de ahí que todos los hombres son biológicamente iguales, es lo mas contrario á la verdad, al progreso moral y á todos los mandamientos del mínimo comun divisor. La sociedad es un conjunto de individuos, lo mas heterogéneo que imaginar se pueda; pero al cual el filomorfismo ha dado una falsísima apariencia. El filomorfismo, combinado con, y favorecido por, la seleccion natural, ha obrado durante tanto tiempo y en tantísimas generaciones, que hoy las apariencias exteriores, la superficie moral del individuo, sirve para formar juicio del verdadero rango biológico de cada uno. De ahí que ya no sea la violencia el único medio de obtener lo que se quiere; la astucia es el sustituto preferido, por cuanto es el tolerado y áun autorizado y protegido por las leyes humanas.

Para el mínimo comun divisor, nada valen las apariencias. Ante él, los indivíduos, todos, están colocados en una línea cuyos extremos son: la nobleza y la plebe. Pero no las del traje, la del dinero, del talento, del saber, de la cultura exterior, etc., sino la nobleza ó la plebe bionómicas: las de los sentimientos. Segun sea la resultante de estos, buena ó mala, con respecto á las leyes biológicas, cada individuo ocupa fatalmente su rango, alto ó bajo, en la escala de la evolucion. Las apariencias nada valen si son falsas; y por eso se dice, en lenguaje religioso, que «para Dios no hay nada oculto.»

Los efectos de la difusion recíproca entre los indivíduos de la nobleza, con los de la plebe, son malísimos para los primeros y de ningun valor para los segundos. La plebe gana y sube en la apariencia; pero la nobleza pierde y desciende en realidad. Sus fuerzas morales, su adelanto bionómico, vienen á quedar malogrados por la influencia perniciosa de la plebe.

Yo creo que el ensueño de los socialistas sería realizable si el filomorfismo permitiera reunir un número suficiente de la nobleza bionómica, para formar la asociacion. Se hará al fin, pero ha de pasar mucho tiempo ántes de llegar á ese ideal. Para ello, es necesario que la vida sea aun más difícil de lo que es actualmente. La traicion debe perfeccionarse más: el individualismo ó «egoísmo» como se le llama, debe aumentar hasta llegar á un extremo que haga sentir mucho la necesidad de la union y division del trabajo entre individuos capaces de cumplir fisiológicamente sus deberes, y que estén libres de la tendencia á esa obesidad ó mas bien dege-