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talecer la inteligencia y de ser mas independientes y originales. Porque la inteligencia, como los demás órganos y como todo lo vivo, se atrofia por el desuso y se fortalece con el uso.

A medida que se fortalece la inteligencia, tanto más resistencia opone á esa avidez de credulidad que trae la precipitacion en aceptar las primeras hipótesis, el temor á los hechos contradictorios y la consiguiente estabilidad de las creencias.

A la avidez de credulidad deben sus nebulosas divagaciones los psicólogos sistemáticos, siempre unilaterales, pues exageran el valor de uno solo de los dos factores en la formacion de las ideas: el mundo exterior y el cerebro; el agente y el paciente. El filomorfismo tambien tiene una parte muy principal en la falta de precision y verdad de que adolecen los sistemas de psicología. Los filósofos sistemáticos encierran dentro de límites muy circumscritos, dándole un valor absoluto y un nombre distinto, á cada uno de los diversos grados de intensidad con que los variados agentes del medio afectan su sistema nervioso, y luego, combinando todos los factores, cada uno hace, como dice Binet, la teoría de su propia naturaleza.

El conocimiento de las leyes de la vida, he dicho antes, conduce directamente á algo muy análogo al misticismo. En efecto, ¿qué es intuicion? ¿Cuál es ó en dónde está el tabique que el filomorfismo supone existir entre la «vision de Dios», de los místicos, y una bala que penetra por el ojo hasta la sustancia gris?

El hecho siguiente dará una idea de la perfecta gradacion y continuidad que existen entre esos dos extremos: «Si se alumbra por una serie de chispas eléctricas un dibujo desconocido, un grabado, se nota que la percepcion de ese dibujo es muy confusa á las primeras chispas, pero va haciéndose de mas en mas distinta. La impresion producida sobre la retina es sin embargo la misma á cada chispa; pero cada vez la percepcion se completa y precisa, gracias al recuerdo formado en el espíritu por las percepciones precedentes.»

Tambien es necesario tener presente que los órganos de los sentidos son las terminaciones de los nervios, especializadas para recibir y transmitir á los gánglios las novedades del medio exterior. Son los aparatos periféricos, receptores, y que por medio de sus hilos telegráficos, comunican con los aparatos centrales. Los ojos transmiten las novedades luminosas; los oídos y las narices las del aire; el gusto y el tacto las de las superficies de los objetos. Pero