Un Araucano me contaba que en Chile tenía una mujer la cual le había costado 16 yeguas; en el Rio Negro se había casado con otra más, y segun me confesaba, quería á esta última mucho más que á la primera, no sólo porque era más linda, sinó tambien porque era más hábil para tejer; sin embargo, solamente había pagado dos yeguas por ella.
Buenos Ayres, Mayo de 1893.
Señor Dr. D. Eduardo L. Holmberg.
Querido amigo y colega:
Despues de haber llevado á cabo una breve excursion por los pintorescos bosques del Departamento de Perico, decidí, ya de regreso á Jujuy, efectuar un paseo por la Quebrada de Humahuaca, y alcanzar, si me era posible, hasta el lindo lago de Yala, cuyas incomparables bellezas había oído ponderar y del cual había visto algunas buenas fotografías.
El eufónico nombre de Yala, tan dulce de pronunciar como de oir, el prestigio de las denominaciones de Humahuaca y de Tilcara, de melancólico significado, influyeron no poco en mi determinacion. Es singular, mas no por ello menos cierto que, aunque los franceses digan que: Le nom ne fait rien à la chose, los nombrados guardan secreta atraccion cuando tienen algo de musical, y se refieren á comarcas, ruinas ó personajes cuya historia se conoce, y que cuanto mas remota es la leyenda y más armoniosa la denominacion de los parajes que de ella han sido testigos, la imaginacion los viste con las mejores galas, mayormente si el nombre pertenece á lenguajes extinguidos ó condenados á irreme-