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SOBRE EL CONCEPTO

hay que extrañar no es que el imperio griego cayese, en el siglo XV, sino que durase hasta entonces. Y lo que hay que admirar es que fuese tan benéfico y tan generoso en su caida, legando la civilizacion al Occidente de Europa, y haciendo, como dice un historiador de aquella época, Felipe de Comines, que otra vez se pudiese repetir con verdad:

Græcia capta ferum victorem cepit, et artes
Intulit agresti Latio:

porque sin Lascaris, Crisoloras, Calcondilas, Besarion, Argiropulo , y otros muchos hombres doctos de Grecia, que vinieron á refugiarse en el Occidente, y sin los antiguos autores y la ciencia que trajeron consigo, árduo hubiera sido pasar adelante; on ne pouvait passer plus outre. De esta suerte el bajo imperio, tan famoso por su corrupcion, por su bajeza y por sus maldades y traiciones, no solo fué un malecon firmísimo que atajó más de mil años el ímpetu furioso, la constante arremetida, y la inundacion creciente de la barbarie, sino que fué como vaso limpio, donde se guardó en su pureza el saber, el habla y hasta la virtud de los antiguos helenos. No acierto á comprender como un imperio, que ha quedado en la historia por tipo de la bajeza y de la corrupcion, produjese hombres, hasta el instante de su ruina, como los ya susodichos emigrados , los cuales infundieron general amor y gran veneracion á sus más ilustres contemporáneos de Italia, no solo por el saber de que estaban dotados, sino por el valer moral, por la fe, la constancia, el desinterés y el entusiasmo de las cosas más nobles y sublimes. Bembo, hablando de Lascaris, exclama: nihil illo sene humanius, nihil sanctius [1]. Ni bajo la terrible dominacion de los turcos se humilla el pueblo griego y se degrada; antes da alta razon de quién era en mil ocasiones, llegando en algunas á sobrepujar con sus nuevas hazañas las más famosas de sus antiguos héroes. En mi sentir, y en el de cualquiera que conozca los hechos, las guerras de los suliotas contra Alí, bajá de Janina, sobrepujan la gloria de las Termópilas. Fotos y Tsavelas valen tanto como Leonidas. Posteriormente, en su gloriosa guerra de la independencia, Grecia ha tenido en sus Botzaris, Maurocordatos y Canaris, dignos sucesores de Milciades y de Temístocles [2]. La Musa helénica no enmudece desde Homero hasta Corai y Riga; desde los himnos épicos de los


  1. Villemain, Lascaris.
  2. Villemain, Etat des grecs depuis la conquête musulmane.