Adorno de la túnica del prado
Fueron ayer tus azuladas hojas,
Te mecieron los besos de las auras,
Lloró en tu cáliz de placer la aurora!
Rayo fecundo de la luz del cielo
Acarició tu púdica corola
Y, al süave calor extremecida,
Bañó tu seno generoso aroma.
¡Hoy en lijera tumba sepultadas
Yacen secas y pálidas tus hojas!
¿Por qué del tallo te arrancó una mano
Cruel contigo, para mí piadosa?
¡Cruel! ¡Ah, no! Si me guardó en su seno,
Si mi olor aspiró su dulce boca,
Si ella misma formó mi sepultura,
¿Qué flor ha sido como yo dichosa?
Triste, en la noche solitaria y fria
Entre sueños te llamo;
Triste, al brillar el trabajoso dia
Le digo que te amo!
Tu seno implora mi abrasada frente
Que abaten los enojos;
Por tí preguntan con afan doliente
A cuanto ven mis ojos!