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GR PAGINAS INMORTALES

dosele 4 que se trasladara allí con nueva criaturas, á pie, por caminos escarpados y desiertos, sin el ienor auxilio para su manatención y abrigo.

So de crueldad inaudita puso de mani- to en toda su desnudez la negrura de alma de aquel funcionario, que bien pronto desapareció por fortuna de la escena, fusilado per lus patrictas al día siguiente «le la batalla de Suipacha, (Novien- bre 7 de 1510;.

La resignación y firmeza que demostró la heróica señora de Lemoyne ante tan inhumano tratamien- to, es sólo comparable á la de las romanas de la antigua República,

No se inmntó cuando le intimaron la horrenda senteucia, ni menifestó siquiera la más leve desa- zón, En voz de humillarse ante el tirano, en vez de solicitar gracia, que quizá haliría obtenido, enntes- tó con su natural altivez á los que la compadecían viéndela partir seguida de sus nueve hijitos:

—La aurora de nuestra felicidad acaba de na- Cer: una vuhe pasajera la oscurece, Para disiparla hemos incnester constancia, y ¿podrá haber pat tismo si renuneiamos á esta virtud?

En efecto, la señora de Lemoynce, despojada de todos sus bienes, expulsada de su casa arbitraria- mente, sufriendo ella y sus hijos lo que no es de- cible, supo mantenerse firmo, valiente y serena en su penoso destierro hasta el feliz momento en que, derrotado Nieto pee los patriotas cn las márgenes del Suipacha, éstos la sacaron en triunfo restable- ciéndola á su hogar.

La profecía de la ilustre patriota se había rea- lizado!


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