s FAGINAS INMORTALES
zas del enemigo por conducto de uba señora de Sal- ta, Doña Toribia la Linde, así Lameda por su nota- ble hermosura,
Esta señora, todo amabilidad y belleza, eva gulan- teada asídvamente por el Comandante Castro, ame- ricano iluso que mandaba la vanguartia de los rea- listas y que habia contribuido, quizás más cue otro aleuno, á las desgracias de los patriotas, así por su valor personal como por el «+ompleto conocimiento que tenía del terreno en que se hacía la guer
Pero su orgullo. sus esperanzas de ascenso, todo lo había cedido Castro ante las fingidas Jágvimas de quien él creía su prometida, la cual de acérrimo enemigo declarado de nuestra causa, le había con- vartido, por obra y gravia de sus encantos físicos, en uno de sus más decididos partidarios.
La conversión de Castro habría puesto de golpe tévmino £ la guerra, si un compañero felón, á quien él habiale comunicado su secreto para que le avudá- ra en la empresa, no lo hubiese revelado á sus jefes.
Descubierta la conspiración casi en el instante de estallar, el Comandante Castro fué preso por orden de Pezuela y fusilado en el pueblo de Moraya, mu- riendo así á manos de sus antiguos eorreligionarios políticos, traidor á su patria y perjuro á sn fe,