te PAGINAS INMORTALES
jadamerte ocupaba la cátedra sagrada—no os dá vergúenza asilaros en esta santa casa consagrada á la oración y á la penitencia, cuando el deber os lia- mu á otra parte, allí donde el honor de vuestra pa- teta y do vuestra bandera están comprometidos? la- blad, deríc algo siquiera en descargo «do vuestra mi- serable conducta,
Pero como el terror tuviose más imperio que el honor sobre aquellas almas abatidas, Doña Paseua- Ja terminó su arenga colmándolos de improperios:
—, Cobardes! ¡; Infamesl—les dijo por último.— Xo sáts dignos ni de la ración que coméis. ¡Salid, salid de aquí, antes que os arrojen del templo co- mo á los mercaderes !
Y les señaló la puerta con amenazante actitud, lo que tampoco produjo ningún efecto!!!