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LA SARGENTO CANDELARIA 173

na imerco de luz Candelaria Pérez, que con chaque ta de soldado y arma al brazo marchaba marcial mente al frente de su compañía ostentando las gi- netas de Sargento.

Conozecor el pueblo de las heroicidades de esta «acomparable mujer, no cesó de batir palmas en su hunor doyniera que pasaba. El gobierno de su país, ereyenlo interpretar dignamente el sentimiento pú- blica, li elevó al grado Ge Alférez y le concedió una pensión de diecisiote pesos mensualos, von la que vivió pobremente hasta sn fallezimiento ocurri- do treinta años después de sus imponderablos ha- zañas,

En la dosa de su modesta sepulinra, alguien, ¡al ma grande, alina bella! mandó erabar estas piado- sas estrofas que peordurarán tanto como el mármol 6 como el bronce:




Yace bajo esta cruz, lave del ciclo,

Una mujer heróica, extraordinaria,

Monra de Chile, en el peruano suelo:

La harto infeliz Sargento Candelaria Recordando á Yungai con santo celo, Alce el pueblo por ella su plegaria,

Y rinda al recordar su noble historia, Llanto 4 sus penas y á su nombre gloria.


Bien merece pasar á la posteridad «on todos los homores de la gloria qnién como Candelaria Pérez se consagró tara entera al bien de su patria y de sus sonciodadono: