LAS GEORGIANAS DE AMERICA
La poética Guayaquil, la risueña sultanita de oriental ropaje que parece bañar constantemente sus bellos piecosttos en las ondas eristalinas del caudaloso Guayas, no ha sido solo patria de filó- sofos y poetas,
Su cielo azul y transparente vobijó la euna de valerosas matronas, que el síbio Señor Humboldt denominó Georgieras de América Meridional, y tuyos nombres merecen también lugar promineute en el cuadro de patriotas americanas, pues sen de las que desplegaron mayor entusiasmo por la Ín- “dependencia.
La ilustre guayaquileña Doña Baltasara Calde rón de Rocafuerte, modelo de esposas que cuidó con laucdable celo defender la memoria de su noble 0s- poso contra juicios apasionados de enemigos polí- ticos, —y Doña Manuela Cañizares, mujer de va- ronil esfuerzo, de levantado espíritu y de murho influjo por su gracia y hermosura como por el en- canto y suavidad de sus modales, —no fueron las únicas ecuatorianas que lucharon con denodado pa triolismo por la libertad de América, si bien la ea- sa de esta dignísima matrona, en Quito, era el pun- to de reunión de los patricios que conspiraban con