Página:Reusmann paginas inmortales.djvu/147

Esta página no ha sido corregida

LA NEOGRANADINA SANTOS mu

tencioso la mártir socorrana—no olvide Vd. mis pa- libras: su poder concluirá pronto; la sangre derra- mada clama al cielo, Yo moriré, pero mi sacrificio servirá para producir la caída de la tiranía, en es- tas provincias, Repito, no olvide Vd. mis palabras.

Al día siguiente Antonia Santos estaba en capi- Na.

El Gobernador, que asustado había caído sobre su silla al oir las proféticas palabras de tan vale- rosa Mujer, envió á su secretario con un mensaje:

—El Señor Gobernador—dijo á la señora San- tos—ofrece dejar á usted libre y entregarle sus propiedades que se han mandado confiscar, si dá una lista de las personas que prestan auxilio á las guerrillas de Charalá, Coromoro y Casenare.

—¡Ah! con que el señor Gobernador me propo- De esto?”—exclamó con irónica sonrisa—Puts, biem: diga Vd, al Gobernador que se engaña tristemente si piensa que yo puedo cometer una infamia tan grande como la que me propone. Digalc usted que aunque mujer y débil, uo tengo temor alguno y no vacilo entre la muerte y la deshonra. Dígale usted que puede ardenar se prepare todo lo necesario pa- > mej suplicio,

El se: retario, asombrado, salió de la capilla.

A las ocho de la mañana del siguiente día. An- tonin Santos salía de su prisión para ol fetal ban- «uillo, arompañada de su confesor, Un pueblo nu- meroso la contemplaba con »espoto y dolor: todos sufrían, todos lloraban al ver aquella mujer, her- inosa y joven am, moric promatara y horriblemente.

At llegar al banquillo se deruvo, y elevaado la voz: