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Detrás de ellas venian dos criadas bien vestidas, que conducían, bajo paños, unas grandes palang- nas de plata maciza repujada á martillo, Luchando con el numeroso gentío que oponíase á su paso, le- garon por fin al corredor principal donde el Ge- neral Bolivar se hallaba de pié.
Las dos niñas se adelantan; hacen á sus criadas que pongan á las plantas del Libertador ambas pa- langanas, dentro las cuales se veían algunas pren- das de oro y plata y uua cantidad de moneda acu- ñada de uno y otro metal, Hecho esto, la una y la otra le dirijieron un disenrso tan tierno y tan poé- tico que conmoviendo sensiblemente á aquella nu- merosa reunión, solo se veían descender por las mejillas de los conenrrentes las lágrimas que una intensa emoción había arrancado de sus ojos,
Las niñas pertenecían á una familia distinguida de Arequipa. Fran edueandas del Colegio de esa ciudad, que eon su capellán habían venido á pre- sentar al Libertador aquellas prendas y dincros pa- ra que las distribuyera entre los soldados que die- ron libertad á su patria. En su alocución mani- festaron: *que aquellas prendas y dinero eran fru- to del trabajo personal de ellas y de sus «condistí- pulas; que no pertenecían al Colegio ni á persona alguna, y que pudiendo disponer libremente de aquellos intereses, los únicos que poseían, los ofre- cian por prueba de su gratitud y en recompensa de sus fatigas 4 sis libertadores, á quiches concep- tuaban dignos de los mayores homenajes, exigién- doles tan sólo que se les permitiese roservarse el dote de la nataraleza: da dibrertadi”?
Al pronunciar estas últimas palabras, se despo-
