12 PAGINAS INMORTALES
ñora que se distinguía por su amor á la causa revo- bucionaria. Sabido es que, en «oncepto de los tira- nos, no podía haber mayor delito. Sin embargo, contenidos por el temor de la influencia que tenía la tamilía de aquella señora en razón de sus nume- rosos parientes y de su fortuna, se contentaron por aleún tiempo con perseguirla sijilosamente,
Mas, al fin, se sobrepuso el despotismo agonizan- te á toda consideración y respeto.
uando se supo en Chillán que los libertadores estaban salvando los Andes, no le fué posible á la patriota Olivares reprimir sus entusiasmos. En me- dio de los enemigos, irritados más que nunca por la tentativa de los independientes, tuvo ella valor de manifestar públicamente sus sentimientos, sus de- seos y esperanzas, y de pronosticar el glorioso éxito que á los pocos días lograra aquella esforzada expe- «lición en la euesta de Chacabuco,
Entonces cl gobernador realista, exasperado, fue- ra de sí, mandó adoptar este infame y corruptor medio de reducir á sn enemiga: una vez aprisiona- da, le raparían el cabello y las cejas, y bien sujeta de pies y manos la tendrían expuesta en Chillán 4 la vergienza pública.
Y así se hizo: desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde, bajo un sol abrasador, sufrió con inalterable firmeza de ánimo los ultrajes que la inflingieron aquellos desalmados,
Restituída á su hogar, y á pesar de los crueles su- frimientos que había experimentado, la heróica Oii- vares no varió en un ápice sus ideas y sentimientos por los patriotas.
Libre Chile de las cadenas que la oprimían, la
