cuando los han creído con alas para volar por sí solos, los han hecho regresar para que prediquen entre nosotros la buena nueva. Pero se ha repetido el sempiterno axioma de la voz que clama en el desierto, y después de luchar en el vacío, comienzan á desesperar, obligados á convertir su arte en industria, ya que el artista sin medios propios de fortuna, de su arte debe vivir; y esos *' profesionales "tienen que ponerse al unísono con el nivel general, para satisfacer la demanda de clientes más ó menos rara aviso que siempre creen retribuir demasiado pródigamente semejantes trabajos, que parecen valoraran por sus dimensiones y no por su contenido.
Es evidente que estamos hablando en tesis general, y es más que sabido que no hay regla sin excepción y que, entre nosotros, las hay muy honrosas en ese sentido.
Más aún : los pintores ó escultores que á pesar de tan desfavorables circunstancias perseveran aún en su profesión, concluyen por perder hasta el deseo de hacer algo que salga de la banalidad, porque ni saben dónde dar á conocer sus trabajos ni siquiera si habrá público suficientemente preparado para apreciar y juzgarlos. De ahí que trabajen como si fueran simples obreros, á la tarea, á tanto por retrato, y en esto mismo sabiendo que el interesado jamás vendrá á darles